La Gloria de la Victoria
- ¡Cancelad las órdenes anteriores! ¡Todas las unidades del Maelstrom tienen la orden de retirarse, con efecto inmediato!
Fue una decisión difÃcil.
Merlwyb Bloefhiswyn, la almirante que dirige la Gran CompañÃa del
Maelstrom de la ciudad-estado Limsa Lominsa habÃa decidido retirarse de
las Llanuras de Carteneau.
HabÃan intentado convocar a los Doce para evitar la caÃda del Satélite
Lunar Dalamud, pero la operación fracasó y encerrado durante eones como
habÃa estado, y libre al fin, el primigenio Bahamut asoló los Llanos,
quemando a eorzeanos y garleanos por igual.
A lo lejos, la Almirante vislumbró la resuelta silueta del Arconte
Louisoix, con los brazos alzados aún en el rito de la invocación.
-¡Dadle prioridad al escuadrón terrestre especial del Aventurero! ¡Que la hueste principal cubra su retirada, y que se encargue de la retaguardia!
Dijo la Almirante Merlwyb mientras montaba a horcajadas sobre su chocobo armado, “Victory”.
-¡Eynzahr! ¡Yo dirigiré a la hueste principal! ¡Tu prepara un lugar seguro para recibir a los heridos!
Eynzahr Slafyrsyn soltó la brida mientras Merlwyb tomaba las riendas. Vio que una esquirla de la falsa luna habÃa atravesado la cota de malla bajo su brazo derecho. La sangre brotaba, oscura y constante. Su ayudante probablemente no sobrevivirÃa a una dura cabalgata.
“Enseguida, almirante”, saludó Eynzahr. Entre las grandes especies de Destrier, el chocobo “Victory”, tenÃa un fÃsico particularmente excelente y corrÃa por el campo de batalla con sus fuertes patas. Era un buen chocobo que servÃa a su señora a pesar del miedo, visible en sus apagados ojos negros. Sin embargo, no habÃa hecho honor a su nombre, que se le dio con la esperanza de la victoria. Ahora, el ejército eorzeano estaba al borde de la derrota.
-¡Retiraos! ¡Volved a la hueste principal!.
Merlwyb gritó una y otra vez hasta que la huida se convirtió en una corriente, luego en un rÃo, que fluÃa hacia Eynzahr y ,esperaba, hacia la seguridad. Pero en medio de todo esto, divisó una fuerza que habÃa ido en contra de las tropas en retirada y estaba atacando a las tropas imperiales con ferocidad. Eran los hombres de la Fuerza de Asalto, un grupo de piratas que se habÃan unido para formar una fuerza terrestre.
-¿Qué estáis haciendo? ¡He dicho retirada! ¡La batalla ya está decidida!
Fue Rhoswen, la jefa de las Sirenas Sanguinarias, uno de los tres principales grupos de piratas, quien desafió a gritos a Merlwyb mientras agitaba su hermosa pistola plateada.
-¡Guarda tu aliento, Almirante! ¡¿Sabes cuántos de nuestros compañeros han sido asesinados?! ¡Mataré a todos esos perros imperiales!
Rhoswen, furiosa por la pérdida de sus amigos, estaba completamente borracha de sangre y venganza.
No se dejaba llevar por la lógica y Merlwyb recordó el viejo dicho: los piratas lloran con sus espadas, y sus lágrimas son rojas. Continuaron discutiendo pero pronto vieron a más unidades del Ejército Imperial acercarse.
-¡Maldita sea!
La comandante de Maelstrom tocó con su espuela el flanco izquierdo de Victory mientras desenfundaba sus pistolas “Pena de Muerte” y “Aniquilador” con un movimiento suave. Pena de Muerte ladró, y un legionario garleano cayó hacia atrás. Después lo hizo Aniquilador, y más hombres cayeron pero sólo para revelar el brillo negro escarabajo de la armadura de magitek que coronaba el batallón. Era incluso más grande que Victory, pensó Merlwyb con extraña calma. La armadura abrió lo que parecÃa ser la boca llena de colmillos de una bestia mientras sus piernas apretaban por sà solas los flancos de Victory. El chocobo saltó cuando el cañón de magitek rugió.
-¡Ah!
Pero parecÃa que el sonido de la explosión en el momento del aterrizaje habÃa golpeado sus oÃdos.
En el extraño silencio, Merlwyb sintió que su cuerpo se derrumbaba. Sintió calor en las piernas. La sangre. Pero no era suya..
Sólo después se dio cuenta de que las balas disparadas por los soldados
imperiales habÃan atravesado la armadura del chocobo y habÃan infligido
una herida mortal a “Victory”.
Lo primero que vio Merlwyb al despertarse fue el familiar techo de sus aposentos en el Triumph, el buque insignia del Maelstrom
-¡L-la Almirante se ha despertado! ¡Capitán, capitán!
Un hombre corpulento entró en la habitación después de que el hombre que parecÃa ser un médico saliera corriendo del camarote gritando.
-¿No has dormido ya suficiente Almirante?
El hombre, Eynzahr, sonreÃa, pero el color de la fatiga era visible en su cara.
-¿Cuántos dÃas han pasado desde entonces? ¿Cuál es la situación?
-Dos dÃas… estamos cruzando el estrecho de Merlthor para volver a casa.
Eynzahr le contó lo sucedido después de aquello.
“Victory” habÃa sido disparada por soldados imperiales y habÃa muerto.
Además, al caer con el chocobo, se golpeó la cabeza y cayó en coma, y un
grupo de piratas llamados “Los verdugos sangrientos” se retiraron
llevándosela.
Rhoswen trató de luchar hasta el final, pero llegó la última de las
agrupaciones piratas “Los brazos del Kraken” y su lÃder Carvallain, que
normalmente está enemistado con ella, la subió a su chocobo y la
secuestró para ayudarla a escapar.
Se dice que lo hizo con la elegancia de un caballero ishgardiano.
Rhoswen se sintió tan humillada por el incidente que todavÃa maldice a
Carvallain.
El maelstrom se habÃa retirado con el resto de las fuerzas aliadas a
Thanaland, donde reorganizaron sus fuerzas y ahora se dirigÃan de vuelta
a Limsa Lominsa.
-Los alquimistas de Ul’dah se ocuparon de nuestras heridas. TenÃan la intención de mantenerte en cama, pero les aseguré que no serÃa necesario, después de todo no te gustarÃa ser el tipo de capitán que huye de un barco que se está hundiendo, ¿verdad?
Merlwyb solÃa referirse a su ciudad natal, Limsa Lominsa, como un “barco gigante”. Como su capitana y almirante, Eynzahr decidió que debÃa volver a su hogar afectado lo antes posible y, si hubiera estado consciente, por supuesto, lo habrÃa hecho sin importar lo herida que estuviera, pensó. Era reconfortante tener a un hombre confiable que pudiese actuar de acuerdo a su alma y su corazón.
-¿Y esa persona? ¿está a salvo?”
Merlwyb hizo la pregunta obvia. O al menos pensó que era obvia. Pero lo que recibió no fue lo que se esperaba de un hombre con un corazón tan comprensivo.
-¿Esa persona? ¿De quién estás hablando?
-La retirada de Carteneau… estoy segura de que ordené que se diera prioridad a alguien. Pensé que lo habÃa pedido. ¿Pero quién?
Merlwyb se asombró de no poder recordar lo evidente.
Sin embargo, al final tuvo que convencerse de que probablemente era el
resultado del golpe en la cabeza, como le habÃa asegurado Eynzahr.
Los dÃas siguientes fueron demasiado intensos para que Merlwyb o Eynzahr se preocuparan demasiado por su extraño lapsus. Al fin y al cabo, se habÃa dado un golpe en la cabeza, y era una nimiedad comparado con lo que les esperaba en Vylbrand. A medida que el Triumph se acercaba a su casa, vieron cristales lÃvidos que brotaban de Pharos Sirius, haciendo alarde de su corrupción a la vista de todos. La bahÃa de Galadion era un Carteneau flotante, con el mar sembrado de cuerpos, escombros y supervivientes del maremoto que habÃa arrasado la costa. Eynzahr tuvo suerte, pensó Merlwyb mientras observaba la destrucción. ¿De qué tamaño son estos fragmentos, para hacer un octavo infierno de este justo fondeadero? ¿Y qué hay de nosotros, que nos hemos salvado? ¿Cómo podemos seguir adelante, cuando se ha perdido tanto?
Encontraré una manera.
Merlwyb ordenó que el mando temporal del Maelstrom se estableciera en los Diques de Moraby, protegidos de lo peor de la gran ola por el Agarre de los Dioses. Desde allà zarparon los restos de la gran armada de Limsa Lominsa con alimentos y suministros, ayuda y socorro, mujeres de fuerza y hombres de compasión. La almirante Merlwyb dormÃa poco, pero cuando lo hacÃa, siempre tenÃa uno de estos dos sueños. En uno, se mordÃa la lengua y gritaba: “Dadle prioridad. Que la hueste principal cubra su retirada”. En el otro, montaba un destrier en la fresca noche, el pájaro cantaba contento y el jinete murmuraba: “Buena chica, Vicki”.
El tiempo pasó. Algunas heridas se curaron, otras no. Los barcos de pesca volvieron al mar, y los mercaderes, estibadores y cuchilleros a los muelles. El nuevo Gobierno del Maelstrom tomó forma en las Cubiertas Superiores, los barcos de la armada volvieron a su anclaje usual, y los Secaderos de Moraby volvieron a funcionar como astillero.
Durante aquellos turbulentos dÃas, los que mejor conocÃan a Merlwyb, y no eran muchos, señalaron que habÃa sido cambiada por Carteneau. A las decenas de personas que acudÃan a la Almirante en busca de ayuda, no les daba falsos consuelos, pero tampoco era tan dura como antes. En cambio, hablaba de esperanza, de valor y de los guerreros perdidos que estaban junto al Arconte en los Llanos de Carteneau. Por ello, Merlwyb se ganó el amor de su pueblo, aunque le costó aceptarlo. Tan inquietante le pareció el pensamiento que una noche, incapaz de dormir, vagó por la ciudad, encontrándose al final fuera del establo de un ishgardiano mientras los jóvenes pájaros murmuraban somnolientos dentro.
Cuando Naldiq y Vymelli empezaron a trabajar en la primera de las
nuevas naves de guerra de la talasocracia, no hubo duda de a quién
corresponderÃa el honor de ponerle nombre. Cuando se le pidió que fuera
la madrina del nuevo barco, Merlwyb no dudó en llamarlo “Victory”.
Estaba decidida a conseguir la victoria que no logró aquel dÃa.
Y a celebrar la victoria con ese “alguien” con quien se reencontrarÃa algún dÃa…
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